La Audiencia de Valencia ha condenado a tres agentes del Cuerpo
Nacional de Policía a penas que alcanzan los cinco años de prisión y
ocho de inhabilitación por cometer entre 2008 y 2010 diferentes delitos e
irregularidades en sus intervenciones para hacerse con dinero y droga
de delincuentes.
La Sección Quinta absuelve, por contra, a otros
tres policías y cinco confidentes policiales también procesados por
estos hechos, según el fallo facilitado hoy por el Tribunal Superior de
Justicia de la Comunidad Valenciana.
Al principal procesado, un
policía judicial de 37 años, el tribunal le condena a 4 años y 7 meses
de prisión y 7 años y 7 meses de inhabilitación profesional, además de
una multa de 15.720 euros, por una falta de lesiones y los delitos de
hurto, contra las garantías constitucionales, simulación de delito, robo
con fuerza y contra la salud pública, en los dos últimos casos en grado
de tentativa.
Los otros dos agentes, uno adscrito a la UDYCO y el
otro policía autonómico, han sido condenados a sendas penas de un año
de prisión, dos de inhabilitación y una multa de 180 euros por una falta
de lesiones y un delito de robo con fuerza en grado de tentativa.
En
los tres casos, el juez estima la agravante de que los agentes se
prevalieran de su condición de policía para cometer los hechos. Al
cuñado de uno de los agentes, asimismo procesado, le condena a 720 euros
de multa por un delito de simulación de delito.
Según declara probado el tribunal,
en abril de 2010 y tras un chivatazo, los agentes abordaron en la calle
a un hombre señalado como traficante y trataron de obligarle a subir a
su casa, advertidos de que podía guardar allí dinero y droga. El
sospechoso se negó a ello hasta que los agentes desistieron al llegar
vecinos de la finca, aunque la víctima sufrió un traumatismo
cráneoencefálico por un golpe.
Ese mismo mes, los agentes
intervinieron en el registro autorizado del domicilio de un traficante, y
uno de ellos sustrajo 600 euros guardados en una hucha infantil
aprovechando un descuido del secretario judicial.
En otra ocasión,
mientras interrogaban en comisaría a un sospechoso de narcotráfico
delatado por un confidente, uno de los condenados hizo copia de las
llaves de la casa del detenido, para acudir allí al día siguiente junto a
dos compañeros con la intención de apoderarse de todo lo de valor que
allí encontraran.
De modo parecido actuaron en mayo de 2010,
cuando sin autorización judicial alguna se introdujeron en la vivienda
de un sospechoso de tráfico de drogas y, tras registrarla, se apoderaron
de 370 gramos de cocaína, aunque el agente que portaba la droga fue
interceptado por agentes de Asuntos internos. Además, uno de los
policías ayudó a su cuñado, también procesado, a presentar una denuncia
falsa por robo para que éste cobrara el seguro de la casa y obtuviera un
teléfono móvil nuevo.
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