El Cuerpo Nacional de Policía informó ayer de que la estafa con
tarjetas falsas a las autopistas de peaje españolas de la que informó en
noviembre Levante-EMV asciende a un millón de euros.
La
organización contaba con una red de "comerciales" que ofrecían a
camioneros tarjetas falsificadas en paquetes de cuatro unidades por 500
euros.
Un ingeniero barcelonés de 76 años, aprovechaba su formación
para atacar el sistema de pago de las autopistas y confeccionar las
tarjetas en un laboratorio instalado en su domicilio descubierto por los
agentes de la policía nacio?nal. Elaboraban dos tipos de medios de pago
fraudulentos, unos válidos sólo para peajes españoles y otros para ser
utilizados en Francia, Alemania e Italia. En la opera?ción han sido
detenidas 39 personas hasta el momento en Barcelona, Tarragona, Valencia
y Sevilla.
Denuncia de las operadoras
La investigación se
inició cuando los agentes tuvieron conocimiento a través de las empresas
operadoras de tarjetas de peajes del frau?de. Así, se detectó la
existencia de un grupo dedicado a la falsificación y distribución de
tarjetas de crédito, que se usaban para efectuar pagos en peajes de
autopistas españolas y de otros países europeos.
Asimismo, durante
las investigaciones se pudo conocer la forma de distribución de las
tarjetas. Tras una cita previa, los "comerciales" de la red concertaban
encuentros con camioneros en zonas industriales o en áreas de descanso
de autopistas de Barcelona. Allí se en?tregaban las tarjetas falsas,
distri?buidas en paquetes de cuatro unidades valorados en 500 euros cada
uno. Si el contacto entre ambas partes no se producía, el distri?buidor
tenía igualmente habilitada una serie de escondites en los que dejaba
el material para que fuera posteriormente recogido por el transportista.
Las tarjetas falsas tenían una validez de un mes y estaban
numeradas del uno al cuatro para establecer el orden en el que debían de
ser utilizadas. En el caso de que las tarjetas no funcionasen, incluso
eran sustituidas por otras nuevas y además les reintegraban el dinero
pagado en los peajes donde no habían servido. Como ya publicó es?te
diario, la forma de ampliar clientela era el boca a boca entre los
camioneros.
Pero el tráfico de tarjetas trascendía el de la propia
organización, puesto que se detectó que algunos camioneros compraban más
paque?tes para revenderlos.
En los registros realizados se
intervinieron más de 2.500 tarjetas falsas, cerca de 30.000 euros, cinco
lectores grabadores, tres lectores copiadores de bandas magnéticas,
seis cajas de láminas de impresión para embozado de tarjetas, una
guillotina, 22 cuadernos con recortes de numeración de tarjetas y varios
ordenadores.
Copiaban los datos de los tiques de los clientes
El
encargado de la fabricación de las tarjetas conseguía la numeración de
las mismas de los tiques de pago generados por el uso de las tarjetas en
gasolineras. Las estaciones de servicio depositaban los resguardos en
bolsas para ser retirados por los servicios de limpieza, y los miembros
de la organización controlaban los días y las horas de recogida de la
basura para adelantarse a su retirada. Posteriormente, la información
que obtenían de los justificantes era volcada en un programa informático
que le proporcionaba al falsificador numeraciones válidas para elaborar
las falsificaciones. En el registro de la vivienda del fabricante de
las tarjetas se comprobó que ya disponía de información significativa
referente a los nuevos sistemas de pago que se instalarán en los peajes .
Así, el falsificador ya tenía la información suficiente como para poder
burlar estos sistemas.
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